sábado, 23 de marzo de 2024

Ímpetus del atardecer.

Atropellado amor de sentimientos mudos,

que en tu habitación desalentó el hastío,

hoy te recuerdo de mis amores absurdos

como llama de pasión fugaz de los segundos

añoranza frugal de cándido amorío.

 

Eres presencia y luz de luna refulgente

durante años en nocturnos sueños

una eterna juventud, tu mirada emergente;

prendida ilusión de mis desvelos;

 

Ausencia sobria, amor que llora;

fantasía de frágiles imágenes del aura;

insomne caminante de senderos que ora.

 

Llamarada juvenil que mis pasiones despiertan

que en éste atardecer de edades, trazo;

llanto distante; al tiempo increpan

pasión de aurora, y en el ahora ocaso.

 

JLReyesMontiel

sábado, 19 de agosto de 2023

Prodigiosa presencia.


Lugares, espacios, ambientes, los entre muros de correderos y sus enlosados, un sueño del cual quiero despertarme, sin encontrarte, me despierta la realidad, éste otro lugar, en éste momento, es un ámbito existencial en su plano cabal, aquellas fueron otras dimensiones, donde en un arrebato onírico intente hallarte, inútilmente, como siempre, tu presencia se desvaneció en aquellos espacios del pasado, donde realidad y alucinada historia se unen en una dimensión tan real y sentida, como dolorosa y temida.

Transité nuevamente las calles y avenidas de juventud, me acogí llegando en una casa que no es la mía, sin embargo, la certeza de su posesión es tan cierta, como mi permanencia en mi pasaje mientras duermo, un sueño del cual quiero despertar y no puedo.

En ese maravilloso instante, cuando tu presencia veo en la distancia, pretendo avasallarte tomándote del brazo, pero, en la versátil dimensión de mis ensueños, recuerdo que ahora estás casada, que el tiempo de nosotros dos se nos pasó, que nunca hubo en realidad ese anhelado lugar donde amarnos de verdad, que los años se acumularon impíos e inmisericordes, nefastos y atormentados, como nuestra pasión allanada por el desencanto y el desencuentro.

Buscando tu presencia, tan sencilla como tu nombre, tus aromas de mujer incontenible, piel de mármol blanco, ánfora griega y esbelta, ojos de mágica profundidad en el contorno del negro azabache de tus cabellos, inalienable en las rondas nocturnas tocando en tu ventana, y al abrirla, salen por tu ventana, los encantos de tus humores juveniles, sembrados en mi inquietantes, con impetuosa exaltación.

Adiós amor, por siempre adiós, aquellos cinco años fueron tan poco tiempo y, sin embargo, son el todo, en el tiempo y en el espacio de los afectos más queridos de la juventud, adiós a la prodigiosa presencia de aquellas ilusiones perdidas. 

JLReyesMontiel.      

   

 

sábado, 27 de mayo de 2023

Néctares del Alma.

Dale al espacio

unos momentos de presencia,

detén el sonambulismo de apariencias

de estos años intranscendentes e insustanciales,

mira, escucha y percibe la verdad

aflorando en todas partes flotante y mordaz,

pródiga realidad de un mundo inverso,

donde la fatalidad arropa lo más ideal y elevado,

somos Colibrís desparramados

en un orbe sin néctares de jardín en sus flores,

amargura de incongruentes ideologías fútiles,

donde la trivialidad arrogante arropa

lo que es natural y verdadero.


Ven maravillosa y sutil meditación,

infunde tu paz y armonía

en los corazones sensitivos y gallardos,

clamando en esta hondonada

de depresiones ajenas y perdidas.                                          


Ven todopoderosa majestad,

desde tus impenetrables misterios

y por tus escrituras ancestrales,

enséñanos a vivir plenamente.



JLReyesMontiel.

sábado, 8 de abril de 2023

Los sueños ¿Sueños son?

Pedro Caldrón de la Barca
(Símbolo del siglo de Oro)
La vida es un sueño
me dijo Calderón de la Barca al despertar,
cuando ese instante había pasado,
desanduve caminos
con los espíritus de mis fantasmas familiares,
pernotando entre el claustro
de un amplio vestíbulo
circundado de corintias columnas,
por donde aparecían
en figuraciones dos
de mis hermanos mayores
con el aspecto de sus mozos años,
agraciados y luminosos,
en procesión peregrina
ante la presencia del viejo poeta.

-¿Cómo oh viejo poeta
surcas los senderos
de mis muertos familiares?
Pregunté al poeta aletargado,
un espíritu aún más desgarbado
y anciano, muy conteste me dijo:
-Soñando también se vive,
pero no de los tontos sueños,
de aquellos que alguna vez pensantes
y que nunca se cumplieron,
fantaseados sobre tu escritorio
al pie de tu lámpara y ante el libro abierto,
¿Jamás pensaste que tu mente
hoy se viera agitada por los embates
de un Mundo en gestada perversión?
Preguntó el desvaído arcano
sentado junto al viejo poeta adormecido.

-Una vez escribí a mi madre:
Sueña con amaneceres de tu campo
y acaricia los días que vendrán…
replicqué al alucinante arcano;
un fuego centelleante incendió
su desgastado rostro,
prendiéndole como hoguera
el semblante, con los destellos
de su antigua soberbia.

Tal luminaría despertose
al viejo poeta hispano,
Y habló así el veterano bardo,
con la lúcida transparencia
de quién pone el Pan
y una botella de Vino sobre la mesa:
-¡Apártate antiguo espíritu!
Eres mentira, vanagloria y traición.
Pretendes igualarte a la luz
y no eres más que tinieblas.
¡Apártate arcano antiguo!
Piérdete en la madeja
de tu tiempo perdido, degenerado,
marchate encadenado
por las falanges Angélicas del Altísimo.

Entonces el antiguo arcano,
retorcido y lánguido
desapareció entre los entuertos
de una oscura senda,
mucho más allá y tras los umbrales
del vestíbulo que le servía de entorno
al ahora rejuvenecido poeta
en nuestro compartido sueño.

Para el viejo poeta no hay sueños incumplidos,
sino un inmenso paisaje por recorrer,
la juventud un tesoro inagotable
en sus recuerdos más sonoros.

Porque nunca soñó tanto un hombre
como el empedernido viejo poeta y soñador.

JLReyesMontiel.

sábado, 25 de febrero de 2023

¿Madre, donde estás?

A la hora de los más dolorosos desengaños,

en los instantes donde la duda y el temor

aturden el entendimiento

y se confabulan con las ideas más nefastas.

Perdido en el tiempo,

buscó tu presencia madre,

para que con tus manos tomes las mías,

como ayer y desde mi niñez,

alegres mi triste corazón atormentado.

¿Madre, donde estás?

Desde algún lugar del cosmos ven,

ven, ven pronto a socorrerme.

Cuando dormido y a tu encuentro,

te veo, en todo el esplendor 

de tu juventud divina,

con tus ojitos fijos

mirando el horizonte azul

paradita ante sus agitados mares,

bajo el espléndido cielo fucsia

coloreado por la lumbrera del eterno ocaso,

vuelven en instantes relampagueantes

los sitios añorados de mi infancia.

Sobre una colina, el sendero me lleva

alucinado, sonámbulo onírico y enigmático

y desde lo alto la brisa estremece mi alma,

La inmensidad del crepúsculo

en su lejanía profunda,

cosmología de presencia infinita.

Abrumado por el paisaje,

demarcó mi presencia y me animo,

al gozo singular de aquellos parajes

inauditos y hermosísimos,

deseoso, ruego detener los espacios y los tiempos

ante la sublime majestad de la eternidad.


JLReyesMontiel







   

lunes, 28 de marzo de 2022

Premonición Onírica.

Una premonición onírica

es dormir, morirse

poco a poco cada día,

ánima perdida

en los rincones de la casa

y quedarse preso

en el letargo onírico,

andando insondables senderos.


Dormir es morir un poco,

pero en vida,

levitando sobre los espacios del cosmos,

soñar mientras se duerme,

recorriendo los sitios

de aquellos lugares vividos

y otros trascendidos aún por vivir.


Soñar y verse en un fantasma

impersonal e ingrávido,

mientras se duerme,

porque se muere cada día

en el sopor de esos momentos

donde conciencia,

mente y cuerpo se desprenden.


Somos un aura, una musa,

una sombra, un héroe o un villano,

en un lugar de transpuestas luces y tinieblas

donde nadie tiene acceso,

solo nuestra mente

reconociéndonos a sí mismos,

con todas nuestras virtudes, pero,

pero también con todas nuestras

más excéntricas morbosidades.

Soñando discurrimos

Sobre íntimos infiernos,

Triunfamos redimidos

de aquellos pecados inconfesables,

más profusos y obscenos.

 

Medito sobre el cielo,

regreso a la Tierra deambulando

míticos lugares,

hasta retornar a la casa

de mi infancia, recorro de un vistazo,

las casas donde viví y vivo ahora,

caminando sonámbulo,

mientras duermo en un delirio.


Morir un instante,

es quedarse dormido al medio día,

en la tarde antes del ocaso

o hasta en la mañana

y también en plena algarabía,

sobre la mesa o sentado y a la espera,

dormirse es morir viviendo,

son los segundos perdidos,

convertidos en interminables acosos,

angustias, miedos, que solo

y dentro de tus sueños vibras.


Queriendo despertar y sin poder,

porque estas como un cadáver

inmóvil, pero con vida.


Morirse viviendo, es irse

al obscuro y personal antro,

en una pesadilla, mientras te quedas

dormido al mediodía.


Dormir en la noche

te prepara para el siguiente día,

pero también te va mostrando

las sombras y a la nada,

en la vacua bastedad del infinito,

donde encuentras fraccionada

la cara de la muerte,

en alucinadas fantasías.


JLReyesMontiel.

 


viernes, 19 de marzo de 2021

Mi pequeño mundo celeste.

Hice un espacio a mi medida,
mi rincón existencial
de un castillo imaginado;
ahora muto sutilmente,
reinvento espacios
para sobrevivir al tumulto,
más allá esta la insondable muerte
indeseada pero fatal,
mientras tanto
lucho salud al ristre
con la fe por adarga.
 
Una noche soñé con muchos peces
nadando a mi alrededor,
flotaban sostenidos en el aire
mientras trataba de tomarlos entre mis manos,
hoy se cumple esa visión,
llegó la despedida
amarga y dolorosa mis buenos peces,
hice su mundo en una biosfera,
microcosmos del equilibrio perfecto,
del espacio vital del deber ser,
de un mundo a mi medida que para mí quise
y me lo echaron a perder, a malaya compañero,
y aunque quise ser El Elegido,
matando canallas como en la canción,
preferí no ser asesino contra
y ante un mundo de malhechores,
decidí retomar la vida por reducto
y lanzar al aire mi esperanza.  
 
Ahora comprendo aquella visión onírica,
y la que me despertó
entre mi sábana de cabecera y mis 7 años;
eran nubes convertidas en pequeñas biosferas
descendían del cielo al patio de mi casa añeja,
recogí aquellos regalos providenciales,
unos peces y plantas convivían
dentro de su pequeño mundo celeste,
esa fue mi vida:
Naturaleza vivida entre soles y lunas
sobre la tierra madre y
a la sombra de sus árboles,
ante la excelsa altives de sus montañas,
las aguas de sus ríos,
ante mi mar Caribe azul y nuestro, playas,
horizontes de sabanas infinitas,
amaneceres de fresca brisa y tardes de tempestad.

JLReyesMontiel.